A Liliana Bustos, donde quiera que esté.
31/8/62
23/4/2012
No resulta
nada fácil aceptar la muerte de los otros, especialmente cuando los que se van
son más jóvenes y, además, amigos. Conocía a Lili desde hace más tiempo de los que
a los dos nos gustaba reconocer y tuve el privilegio de contribuir a su formación;
allá en nuestra Argentina y aquí en España. Pocas personas han tenido la energía
de Liliana y menos la han destinado a aprovechar cada oportunidad para crecer
en la profesión, día tras día. Ayer se fue sin hacer casi ruido; a nosotros nos
queda el recordarla.
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